La reunión del Órgano de Negociación Intergubernamental (INB, siglas en inglés), creada por la Asamblea Mundial de la Salud en 2022, tendrá lugar del 4 al 6 de diciembre, en el que se desvelará un consenso mundial “suficiente” para ratificar el Acuerdo sobre Pandemia en todos los estados miembros. El tratado exige la cooperación internacional y la acción nacional para abordar los “determinantes sociales, medioambientales y económicos relacionados a salud” incluso en épocas no pandémicas. Dejando de lado las advertencias, el tratado impone a los países la obligación de “considerar y enfocarse por aplicar” cualquier recomendación elaborada por los procesos burocráticos y de supervisión internacional.
La reunión del Órgano Intergubernamental de Negociación (INB, siglas en inglés), creada por la Asamblea Mundial de la Salud en 2022, tendrá lugar del 4 al 6 de diciembre, en el que se desvelará un consenso mundial “suficiente” para ratificar el Acuerdo sobre Pandemia en todos los estados miembros.
El objetivo del nuevo tratado no es tanto de otorgar a la OMS el control total de la política nacionales, sino que las burocracias nacionales queden atrapadas en arcanos requisitos burocráticos que dificulten a los países decidir otras formas de afrontar futuras pandemias.
Tanto los políticos, los funcionarios internacionales y los principales medios de comunicación mantuvieron silencio masivamente cuando personas de todas partes del mundo daban voces de alarma sobre el nuevo tratado pandémico a inicios de este año.
Un claro ejemplo es una publicación del medio Associated Press que ampliamente difundía negaciones de que el tratado fuera a ser usado para censurar la libertad de expresión, imponer cierres patronales o limitar las libertades civiles. Citando a un funcionario de la OMS, el artículo de Associated Press restaba importancia a las medidas clasificándolo como “una teoría conspirativa” a que el tratado pudiera ser utilizado para inmiscuirse en el espacio político nacional. (Ver: El borrador del 'tratado sobre pandemia' de la OMS no firma la soberanía de EE.UU.).
Todos estos abusos ya tuvieron lugar durante la pandemia del COVID-19 sin contar con algún tratado, por los mismos funcionarios naciones e internacionales que ahora negocian en secreto sobre el tratado pandémico. La administración Biden junto a China pusieron el secretismo como condición para las negociaciones del tratado de pandemia. Estos burócratas que querían más poder y dinero durante la emergencia sanitaria por COVID-19, son los mismos que quieren que aceptemos ciegamente que estos abusos no volverán a suceder.
Abusos similares a los vistos durante el COVID-19 se encuentran en juego en el nuevo tratado.
El texto inicial del tratado hecho público en verano del presenta año, no contiene prescripciones legales específicas relacionas con la censura, los bloqueos o los límites al espacio político nacional. Contiene advertencias que aparentemente defienden las prerrogativas nacionales, al igual que la mayoría de los tratados internacionales, su lenguaje es amplio, vago y se presta para todo tipo de interpretaciones desde un punto de vista jurídico. Sin embargo, el texto del tratado está repleto de nuevos mandatos y mecanismo burocráticos internacionales jurídicamente vinculantes para que estos abusos acaben dándose.
El tratado exige la cooperación internacional y la acción nacional para abordar los “determinantes sociales, medioambientales y económicos relacionados a salud” incluso en épocas no pandémicas. Dejando de lado las advertencias, el tratado impone a los países la obligación de “considerar y enfocarse por aplicar” cualquier recomendación elaborada por los procesos burocráticos y de supervisión internacional.
Los mecanismos burocráticos que establece el tratado no sólo otorgan a la OMS un mayor peso en las decisiones sobre políticas nacionales, sino que atan los sistemas sanitarios nacionales a los procesos y mecanismos que el tratado exige en caso de emergencia pandémica. El principal de todos es la autoridad que se confiere al Secretario General de la OMS, para declarar una emergencia pandémica y desencadenar así los procesos burocráticos vinculantes al tratado.
Es posible, que este sea el principal objetivo del tratado de pandemia, obstaculizar a los gobiernos para que decidan cómo manejar una pandemia en sus propios términos. Nadie espera que el tratado llegue a convencer a China de que actúe de forma diferente a como lo hizo durante el COVID-19, pero podría impedir que Estados Unidos y países de Occidente actúen por su propia cuenta en el futuro.
Los países ya estuvieron negociando el borrador distribuido en junio, ahora en diciembre se espera un texto final para su adopción en mayo de 2024. Con el respaldo de la administración Biden, la Unión Europea y otros países de Occidente, existen muchas posibilidades de que la implementación del tratado de pandemia salga adelante.
Le invitamos a leer la Propuesta de texto de negociación del Acuerdo de la OMS sobre Pandemias: