El documento propone “ampliar el papel del docente, pasando de ‘proveedor de conocimientos’ a ‘productor de conocimientos y creador de sentido de realidades complejas’”, donde afirma que, “se deben enseñar ‘valores modernos’ y que toda influencia de los padres y las culturas tradicionales en la educación deben eliminarse de la crianza de los hijos”.
La cumbre llamada “Transformación de la educación”, celebrado del 16 al 19 de septiembre en Nueva York, la ONU exhorta a los educadores a ser creadores de contenidos que “enseñen valores modernos y eliminen toda influencia de los padres y las culturas tradicionales en la crianza de los hijos” además de promover la ideologizada “educación sexual integral - ESI”.
Esta cumbre propone un programa mundial de nueva educación dirigido por la burocracia de las Naciones Unidas en Nueva York, donde exhorta a los gobiernos a garantizar el “universalismo progresivo en materia de educación con políticas para desarraigar las normas culturales y sociales arraigadas que se interponen en el camino de la inclusión, la equidad y la igualdad”.
La cumbre ofrece un programa de transformación de la educación donde alienta a los educadores a ser un agente transformador del sistema desde adentro.
Los globalistas de la ONU quieren que la educación sea “inclusiva, equitativa, segura y saludable”, piden a los gobiernos “un universalismo progresivo en materias de educación, con políticas para desarraigar las normas culturales y sociales arraigadas que se interponen en el camino de la inclusión, la equidad y la igualdad”.
El documento además propone “ampliar el papel del docente, pasando de ‘proveedor de conocimientos’ a ‘productor de conocimientos y creador de sentido de realidades complejas’”, donde afirma que, “se deben enseñar ‘valores modernos’ y que toda influencia de los padres y las culturas tradicionales en la educación deben eliminarse de la crianza de los hijos”.
La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, señala que “los principales objetivos de una educación del siglo XXI son enseñar a los niños y jóvenes sobre las respuestas al cambio climático y apoyar la diversidad”. Lo preocupante de entre todo, es su petición de que el educador sea un creador de contenidos que “enseñe valores modernos y elimine toda influencia parental y cultural”.
El secretario general de la cumbre afirma que “la legislación y las políticas son esenciales para proteger los derechos, promover la inclusión, prevenir y abordar todas las formas de violencia, estigma, discriminación y exclusión”.
Parte de la cumbre también llevó por título “Educación transformadora de género”, que no es más que un llamado a introducir la ideología de género en los niños.
Yona Nestel, representante de Plan Internacional, propuso iniciar una educación sexual integral desde los 2 años, para que según ella “las ideas de los niños sobre sus propias posibilidades vayan más allá del marco binario”.
Es necesario empezar muy temprano, desde muy pequeños: el género es una construcción social que se aprende… Es muy importante invertir en los primeros años y garantizar que la educación transformadora de género comience lo antes posible.
Estrategias como esta, donde la palabra no tiene nada que ver con el significado y mucho menos en su accionar, se aplican con ayuda de sectores políticos de izquierda de todas partes del mundo, es muy probable que países que reciben ayuda de la ONU se vean obligados a ejecutar parte de esas agendas. Por el momento, cada país es soberano y puede tomar o rechazar tales propuestas.
Es conocida la táctica por parte de la izquierda globalista involucrarse en negociaciones de la ONU en donde los documentos producidos e introducidos por ellos parecen ser de urgencia social y se dan crédito de tener la única solución. La ONU depende cada vez más de mecanismos no consensuados para dar impulso a sus agendas.