Tras la muerte del presidente de irán, Ebrahim Raisi, el país se dirige a unas nuevas elecciones para saber quién ocupará el cargo en un país cuyo poder está consolidado por círculos religiosos y militares. Irán, cuya máxima autoridad es el líder supremo Alí Jamenei y en el que la influencia del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, siglas en inglés) es cada vez mayor, han surgido dos candidatos principales de los seis aprobados entre los más de 80 aspirantes iniciales.
Tras la muerte del presidente de irán, Ebrahim Raisi, el país se dirige a unas nuevas elecciones para saber quién ocupará el cargo en un país cuyo poder está consolidado por círculos religiosos y militares.
Irán, cuya máxima autoridad es el líder supremo Alí Jamenei y en el que la influencia del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, siglas en inglés) es cada vez mayor, han surgido dos candidatos principales de los seis aprobados entre los más de 80 aspirantes iniciales: Saeed Jalili, miembro del Consejo de Discernimiento de Convivencia y representante de Jamenei ante el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, y Mohammed Bagher Qalibaf. Excomandante del IRGC y actual presidente del Parlamento. Ambos candidatos intentaron en el pasado alcanza la presidencia, sin éxito.
En declaraciones para el medio Newsweek, Alí Alfouneh, investigador principal del Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington, sostuvo que “es probable que el IRGC gane, independientemente de quién sea elegido presidente”. (Ver: Lo que significan las elecciones de Irán para Biden y Jamenei).
De cualquier manera, el candidato favorito de Jamenei es Jalili, por lo que, según el investigador, cada voto a favor de Qalibaf será considerado como un voto en contra del líder supremo.
Si bien Jalili, quien perdió una pierna en la guerra contra Irak y es considerado un halcón, es el predilecto de Jameni, la popularidad y el pragmatismo de Qalibaf podrían torpedear las esperanzas del líder supremo.
Alfoneh dio a Newsweek una curiosa explicación sobre la popularidad de Qalibaf, arguyendo que se trata de un político pragmático al que le gusta el buen vivir, por lo que atrae a un público que aprecia la búsqueda de los placeres terrenales por encima de la ideología revolucionaria, más allá de que haya estado involucrado en casos de corrupción.
A diferencia de Qalibaf, Jalili podría aumentar las tensiones entre las autoridades y la sociedad civil al empoderar fuerzas represivas como la Policía de la Moral.
En cuanto a la política exterior, el investigador señaló que Jalili adoptaría posiciones inflexibles debido a que sería un presidente más dependiente de Jamenei, quien según el académico “suele culpar a los presidentes” por sus errores. Sin embargo, añadió, Qalibaf es más seguro de sí mismo y podría reactivar un acuerdo nuclear con Estados Unidos, siempre que Biden sea reelegido. Jamenei, por su parte, no quiere que se le responsabilice por el aislamiento diplomático y la crisis económica, por lo que es probable que opte por colaborador con Qalibaf, en caso de que este candidato fue elegido.
El periodista iraní Saaed Azimi dijo a Newsweek que Jalili incluso podría retirar la firma de Teherán del acuerdo nuclear.
En el ámbito económico, el reportero calificó las elecciones como “decisivas”. En caso de que gane Jalili, la situación sería difícil para los iraníes, ya que su estricto enfoque respecto de la política exterior cerraría la puerta a la inversión extranjera. Además, su dura posición contra la libertad de expresión, incluso en Internet, y su postura en favor de empoderar a las fuerzas como la Policía de la Morat, tampoco beneficiarían a los ciudadanos.
Los otros candidatos a la presidencia son: Mosaud Pezeshkian, representante parlamentario del distrito electoral Tabriz, Osku y Azarshahr; Mostafa Pourmohammadi, exministro de Justicia; el vicepresidente Amirhossein Ghazizadeh Hashemi y, Alireza Zakani, alcalde de Teherán.
entre estos candidatos se destacan Pezeshkian, el único reformista, y Pourmohammadi, el único clérigo.
Pourmohammadi trabajó con tres presidentes iraníes con diferentes perspectivas, y según Azami “es popular entre los conservadores y los moderados”.
Respecto de Pezeshkian, Azami dijo que puede tener cierta ventaja en términos del apoyo de la calle, ya que una parte importante de la mayoría silenciosa considera que él es “su voz”. Este candidato podría revivir el acuerdo nuclear y suavizar las restricciones de internet y las leyes relacionadas con el uso del hijab.
el resultado de la elección es difícil de predecir ya que la mayoría de los candidatos tienen pocas credenciales conocidas por el público. Según el periodista iraní Fereshteh sadeghi a Newsweek, solo Mohammad Bagher Qalibaf es ampliamente conocido, pero aclaró que “ser famoso no significa necesariamente ser popular”.