Mientras China lanza amenazas y presume su poderío militar contra Taiwán, en América Latina tres países mantienen una relación de primer orden con la isla y se niegan a someterse ante la agresiva política expansionista del imperialismo rojo. Calificado por muchos como un valiente independentista y por China como un “alborotador”, Lai Ching-te, asumió este 20 de mayo la presidencia de Taiwán. La llamada nación rebelde no deja de luchar por mantener relaciones diplomáticas con sus aliados latinoamericanos.
Mientras China lanza amenazas y presume su poderío militar contra Taiwán, en América Latina tres países mantienen una relación de primer orden con la isla y se niegan a someterse ante la agresiva política expansionista del imperialismo rojo.
Este 20 de mayo asumió el nuevo presidente de Taiwán, Lai Ching-te, calificado por muchos como un valiente independentista y por China como un “alborotador”. La llamada nación rebelde no deja de luchar por mantener relaciones diplomáticas con sus aliados latinoamericanos.
El presidente de Paraguay, Santiago Peña, es uno de los líderes regionales que prevalece cercano a Taiwán. El jefe de Estado pidió autorización a la Cámara alta de su país para participar en la toma de posesión del presidente Lai. (Ver: El presidente de Paraguay asistirá a la asunción de Lai Ching-te en Taiwán).
Paraguay se destaca por ser el único país en Sudamérica y uno de los 12 en el ámbito mundial que mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán al más alto nivel por más de 66 años. La relación incluye aspectos de cooperación en áreas como comercio, seguridad, ciencia y tecnología.
“Trabajaremos juntos por el fortalecimiento de relaciones entre nuestras dos naciones”, expresó el presidente paraguayo. Este planteamiento de apoyo a Taiwán tiene un peso extraordinario en un contexto en el que China se apodera de la infraestructura crítica en Latinoamérica con fines comerciales y militares. El gigante exportador de la ideología comunista va tras estaciones satelitales, telecomunicaciones, puertos y la industria del cobre y litio.
Por su parte, Guatemala también ha decidido renovar su respaldo a Taiwán. El canciller del país centroamericano participó en la toma del presidente Lai. Algunos sectores consideran que el presidente Bernardo Arévalo debió liderar esta delegación. No lo hizo. Una mala señal.
La nota de la Cancillería de Guatemala expresó su compromiso de reafirmar las excelentes relaciones político-diplomáticas y la sólida amistad con la República de China (Taiwán). País con el cual Guatemala ha compartido lazos de hermandad a lo largo de 89 años, periodo en el cual se ha ampliado el desarrollo de la agenda bilateral, regional y multilateral.
La ambigüedad de Arévalo con el tema de Taiwán no es saludable para Guatemala y tampoco para Centroamérica. La región vive una crisis democrática seria y se acerca demasiado a Rusia y China en temas comerciales y de seguridad.
Belice también ha ratificado su presencia en la toma de posesión del presidente de Taiwán. El primer ministro, John Briceño, y el ministro de Relaciones Exteriores, Francis Fonseca, formaron parte de la delegación que participó en la toma de posesión del nuevo presidente de Taiwán.
Para Belice, pese a ser un país pequeño, es importante la relación con Taiwán por su estrecho vínculo con Centroamérica y el bloque de países del caribe (CARICOM). En ambas regiones China intercontinental ha logrado obtener terrenos mediante inversiones en zona franca y comercio.
La relación de Taiwán con sus aliados de América Latina pasa por momentos complicados. Valores primordiales como la democracia, seguridad y prosperidad son importantes para la región. China lo sabe eso y por eso que continúa en la búsqueda de nuevos aliados en Latinoamérica. Por el momento, Paraguay, Guatemala y Belice seguirán siendo un obstáculo para los intereses expansionistas del imperialismo rojo y su enfoque de una China global.