Cultura


Desde los albores de la historia, el ser humano a otorgado un carácter sagrado a los árboles, observando en su verticalidad una especie de puente entre lo de arriba y lo de abajo, una conexión entre el cielo y la tierra. En otras palabras, la estabilidad y verticalidad del árbol lo convierten en un evidente símbolo axial, donde se manifiesta una verticalidad ascendente en función de un eje que se mantiene inmutable. Esta inmutabilidad se hace más evidente en los árboles de hojas que siempre están verdes, aquellos que no cambian su follaje durante el invierno, como el pino y el abeto que son los más representativos de la Navidad.

Simbolismo poco conocido del árbol de Navidad

2023-12-24
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Desde los albores de la historia, el ser humano a otorgado un carácter sagrado a los árboles, observando en su verticalidad una especie de puente entre lo de arriba y lo de abajo, una conexión entre el cielo y la tierra. En otras palabras, la estabilidad y verticalidad del árbol lo convierten en un evidente símbolo axial, donde se manifiesta una verticalidad ascendente en función de un eje que se mantiene inmutable. Esta inmutabilidad se hace más evidente en los árboles de hojas que siempre están verdes, aquellos que no cambian su follaje durante el invierno, como el pino y el abeto que son los más representativos de la Navidad.

De hecho, el color verde se asocia a la esperanza del renacimiento que alude al flujo de la energía vital. El abeto que habita en el bosque boreal, soporta los más crudos inviernos nórdicos donde otros árboles no tienen posibilidad de sobrevivir, teniendo en cuenta su cercanía con el Polo Norte, este árbol se convierte en un símbolo polar.

Un conocido villancico alemán escrito en 1824, alaba las virtudes del abeto. Me refiero a O Tannenbaum (oh Árbol de la Navidad, en español).



O Tannenbaum - Villancico Alemán - German Christmas Song (Oh Árbol de la Navidad)

La estrella que se coloca en la cima del árbol navideño, refuerza el simbolismo axial de este debido a que se trata de la estrella polar llamado Polaris, el ombligo del cielo, que señala de forma permanente el Polo Norte celeste y que representa el centro inmutable del cielo conocido, en otras palabras, esta estrella establece un eje inmóvil entre el cielo y la tierra.



Estrella en la cima del árbol de Navidad.


Polaris, la estrella polar.

Las ramas del abeto, puesta horizontalmente de forma escalonada y otorgándole al árbol una silueta triangular, nos recuerdan los diferentes planos del microcosmos y macrocosmos, el ascenso desde las raíces hasta la estrella también alude a un viaje ascendente desde la oscuridad hacia la luz. Para los estudiantes de la kabbalah, aparece como un desplazamiento desde el mundo físico (reino llamado Malkuth) hasta la corona (Kether) que podemos asociar con la estrella.



Árbol de la vida, kabbalah.

Teniendo en cuenta esto, Podemos entender a las guirnaldas como conexiones entre niveles, caminos espiralados que actúan como medio de comunicación entre los diferentes mundos. Su disposición en forma de espiral, nos remite a este símbolo que siempre evoca la evolución de una fuerza, de un estado o bien el carácter cíclico evolutivo.

En algunas representaciones sobre el viaje del alma, el espiral aparece como el hilo conductor, uniendo a los seis planetas de la antigüedad desde el negro Saturno hasta el luminoso Sol.



Los seis planetas del sistema solar crean un patrón geométrico debido a su cadena de resonancia.

Esto nos recuerda la Menorá hebrea de siete brazos que representa el árbol de la vida y donde hay también un recorrido por los siete astros de forma espiralada.



Menorá hebrea, se puede ver el recorrido espiral de los siete astros proyectando imaginariamente los brazos.

De acuerdo con el escritor argentino Federico Gonzáles Frías, la espiral es un símbolo de descenso y ascenso, un medio de comunicación entre los planos subterráneos, terrestre y los celestes, recorrido que se hace en cualquier iniciación donde se debe morir en un estado para renacer en otro.



Palacio de Regaleira o escalera espiral de la iniciación, Quinta de la Regaleira, Portugal.

Las esferas brillantes que colgamos en las ramas del árbol, representan los frutos de cada nivel, es decir, los logros espirituales de cada uno de los integrantes de nuestra familia. Por ello es importante que cada año agreguemos una esfera nueva a nuestro árbol, representando de este modo las lecciones de la escuela de la vida que hemos aprendido en este ciclo anual.



Esferas brillantes como frutos que representan los logros espirituales de cada uno de los integrantes de nuestra familia.

Al igual que los mundos superiores corresponden a los planos causales, es decir, a las causas cuyas consecuencias se manifiestan en el plano físico, de manera similar, al pie del árbol suelen colocarse los regalos navideños que aparecen como bendiciones del cielo. En otras palabras, se trata de manifestaciones externas y visibles cuyas causas son internas e invisibles.



Regalos al pie del árbol navideño.

En la época medieval, se tenía una creencia interesante según la cual la cruz del Cristo era el árbol de la vida e incluso se llegó a afirmar que el paraíso y el calvario, la cruz del Cristo y el árbol de Adán, se habían levantado en el mismo lugar.



Cruz de Cristo, Árbol de la vida.

El reconocido asceta del siglo VII Anastasio Sinaíta, mencionó abiertamente que “la cruz de Cristo es el árbol de la vida, en el madero de la muerte busquemos el árbol de la vida”. Más recientemente, el metafísico francés René Guénon retomó esta idea concluyendo que se sabe que la misma cruz del Cristo se identifica simbólicamente con el árbol de la vida, por esta razón no es difícil encontrar representaciones artísticas donde el Cristo no aparece en una cruz sino en un árbol muchas veces ubicada en el centro de la Jerusalén celeste, y si la cruz del Gólgota es el árbol de la vida, entonces ¿Cuál sería el fruto de este árbol? el Cristo por supuesto, y comiendo de ese preciado fruto el ser humano podrá recuperar el estado adámico.

Esto se hace patente en la comunión católica donde los literalistas profanos creen ver un ritual de antropofagia simbólica cuando en realidad el devoto está siendo participe de la magia de la comunión entrando en común – unión con el arquetipo crístico.



Hostia como representación del cuerpo de Jesús el Cristo.

En palabras del escritor alemán Karl von Eckartshausen “del mismo que el hombre inmortal se hizo mortal por el goce del fruto del árbol del bien y del mal, del mismo modo el hombre mortal puede recuperar su dignidad divina por el goce de un fruto inmortal, el fruto del árbol de la vida”. Por lo tanto, la ingestión del fruto del árbol de la vida simboliza la incineración de todo vestigio del hombre viejo, Adán, y sobre sus cenizas el nacimiento de algo nuevo y mejor, el Cristo, el nuevo Adán.

Por todo lo anterior, el árbol navideño representa el árbol de la vida plantado en el centro del Edén y que reaparece al final de las escrituras, en medio del paraíso, en la nueva Jerusalén con 12 frutos. En otras palabras, este árbol luminoso es un recordatorio de nuestro origen divino y de nuestro propósito existencial de retornar a la casa del Padre con el Cristo como guía.

Aunque nuestra sociedad desacralizada ha intentado eliminar todo contenido simbólico del árbol navideño y de las fiestas oficiales tratando de transformarlas en una celebración aséptica, comercial y carente de contenido, el símbolo arcaico del árbol de la vida sigue ahí para todos aquellos que puedan ver más allá de lo evidente, recordándonos siempre que después de las tinieblas viene inexorablemente la luz. La noche oscura tarde o temprano terminará y el vínculo perdido será restaurado.

Dicho esto, quiero desearles a todos una muy Feliz Navidad y que el Cristo nazca en cada uno de nuestros corazones.

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