Siguiendo algunos de los postulados platónicos, Isaac Newton, alquimista, físico, filósofo y matemático inglés. El que fuera una vez calificado como ’El último Mago’, por su paradójica afición al mundo oculto y místico, dedicaba horas a meditaciones reflexivas sobre la naturaleza, pensamientos que plasma en su estudio sobre la gravitación y el equilibrio de los fluidos.
“Dios está en todo lugar, las mentes creadas están en algún lugar, y el cuerpo está en el espacio que llena; y lo que no está en todas partes ni en parte alguna no existe…”
“…Se sigue de esto que el espacio es un efecto emanativo del ente existente primario, pues una vez que existe un ente cualquiera, existe un espacio”.
Sobre la gravitación y el equilibrio de los fluidos – Isaac Newton (1642 - 1727)
La filosofía hermética, desde la antigüedad, ha reflexionado y enseñado sobre amplios temas, tanto naturales, científicos y metafísicos. Estas reflexiones siempre han llevado el sello de un pensamiento único de la realidad. El problema del espacio ha sido objeto de estudio por los sabios en todas las épocas. Destaca la doctrina de Platón, cuya comprensión del espacio va desde su relación con el movimiento, receptáculo del devenir, hasta la identificación del espacio con Dios mismo, El Dios Uno y Bueno, fundamento previo del creador que da lugar al universo al cual denomina Hijo de Dios, siendo el espacio una realidad subsistente en la cual el Dios constructor reproduce el universo llevando el desorden y el caos al orden. El espacio es la noción más cercana a lo divino y, como prolongación de Dios, recepciona su creación. En este sentido, el espacio es una realidad necesaria para el tránsito de los entes, pues, como decía Kant: “podemos concebir el espacio sin cosas, pero no podemos concebir las cosas sin espacio”.
Isaac Newton sigue algunos de los postulados platónicos y entiende el espacio como una entidad absoluta de la realidad, una emanación de Dios, es el lugar de los cuerpos, almas y mentes en su obra inteligente. Newton niega la noción de Dios como alma del mundo enseñada por los platónicos y suscribe la idea del Dios Creador. Sin embargo, en la filosofía platónica, el alma del mundo es semejante a la idea de espacio, pues el alma anima al cuerpo del mundo extendido en el espacio, llenándolo e identificándose con la idea misma de espacialidad, con la diferencia de que el alma, si bien es una subsistencia divina, no es el Dios Padre Uno y Simple. Para Newton, el espacio absoluto, así como el tiempo absoluto, son dos atributos de Dios. El espacio emula la infinitud de Dios y el tiempo emula su eternidad.